Mi
huella personal e intransferible se encuentra en las personas que descubrí
aquí, son ellas las que la configuran y han creado.
Para
materializarla decidí optar por la pintura y la fotografía porque me parecía
que expresaban claramente mis propósitos.
Las
fotografías representan visualmente a todas las personas que conforman mi
huella.
200
fotografías a tamaño carnet de los que han significado algo para mí, momentos
ocurridos y desarrollados en este espacio.
La
pintura, todos los sentimientos que he experimentado gracias a ellas aquí.
Tonos
diferentes y variados, formas grandes y pequeñas más o menos geométricas
concebidas como resultado de mi estancia en Segovia.
Cuando
pintaba todos esos colores veía reflejadas todas las sensaciones que he
sentido. Colores vivos como el amarillo, el azul clarito, el rosa o el naranja
que transmiten toda la alegría que he vivido, la calidez de los amigos, las
pequeñas aventuras y locuras… Y otro más fríos como el morado, el gris, el
verde y azul oscuro que aunque se encuentran en clara desventaja simbolizan las
decepciones, los desengaños y los arrepentimientos.
Todos
debían estar presentes, porque han ayudado a crear mi huella.
Elegí
la forma de una huella dactilar porque
es la parte de nuestro cuerpo que de manera no física nos identifica y nos
distingue inconfundiblemente de los demás.
Cada
uno posee la suya que es exclusiva al mismo, que se va formando con los años.
Esta
huella simboliza la mía propia y todo lo que hay a su alrededor de lo que está
formada.
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